La postura del Indalo, de pie con las piernas y los brazos abiertos, fue considerada en la antigüedad la máxima expresión de la divina proporción. En esta postura, el cuerpo humano describe una estrella de cinco puntas o pentagrama, símbolo de la totalidad, de la unión de lo femenino y lo masculino, de lo terrenal y lo celestial.
Para los pitagóricos el pentagrama es símbolo de la armonía viva y de la salud. Para los alquimistas, cabalistas y magos de la Edad Media es el símbolo del micrococosmos, es decir, los aspectos físicos y astrales del ser humano.
Así mismo la estrella de 5 puntas se encuentra en muchas estructuras orgánicas de seres vivos como las estrellas de mar y en numerosas flores y vegetales.
La postura del Indalo es la máxima apertura que puede adoptar el ser humano, de esta forma adoptamos la geometría sagrada, abiertos
a recibir los bienes y bendiciones que la vida nos ofrece. Con esta actitud, aumentamos nuestra conciencia, descubriendo que dentro de nosotros hay un manantial de sabiduría. Podemos percibir que portamos información desde el origen del Universo y que formamos una unidad con todos los elementos que lo componen. Pertenecemos a un Universo vivo en el que todas las par tes están relacionadas e interactúan entre sí, formando un holograma multidimensional.
La postura del Indalo es usada con las piernas semiflexionadas y la pelvis ligeramente basculada como punto de partida de algunos movimientos del milenario Chi-Kung
y del Taichi chino: el arte de hacer fluir con armonía la energía vital, para conseguir salud, vitalidad, agilidad, longevidad y conciencia. La Postura del Indalo se usa también para representar la Órbita Macrocósmica Chi-jing ba-mai: la energía que circula a todas las partes del cuer- po por medio de los Ocho Meridianos Extraordinarios. Es la poderosa postura que atrae y capta el “Chi cósmico” o energía vital.
En las asanas del yoga, que pretende la unificación del cuerpo y la mente mediante una combinación de ejercicios de respiración, estira-

La postura del Indalo es parte esencial de ejercicios gimnásticos. Bomberos en Madrid, practicando gimnasia sueca.
mientos y meditación, encontramos la postura del Indalo como una poderosa forma de invocación corporal.
Cuando recitamos los mensajes, hacemos una práctica o realizamos los ejercicios en la postura del Indalo estamos pidiendo al Universo que se materialicen nuestros deseos con una “intención total”, la cual se genera gracias a invocar con el cuerpo, con la voz, con la mente y con el espíritu. Todos los sentidos, todas las dimensiones del ser, unen sus poderes y potencialidades para ayudarnos a alcanzar nuestros objetivos.

La postura del Indalo alinea nuestros canales energéticos favoreciendo la activación y la armonización de los cha- kras. Los ejercicios del Indalo abren las puertas de energía situadas en las palmas de las manos (lao-gung) y en las plantas de los pies (yun-chuan). Foto: Carlos Bullejos.
Los siete chacras principales son importantes centros receptores y transformadores de la energía vital. Se encuentran localizados en: la coronilla el 7º, en el entrecejo el 6º, en la garganta el 5º, en el centro del pecho el 4º, en el plexo solar el 3º, bajo el ombligo el 2º, y en la base del tronco el 1º. La postura del Indalo alinea geométricamente nuestro campo energético, atrayendo las energías vitales cósmicas y terrestres.
Las manos extendidas, orientándolas hacia la dirección que desees, por medio de los puntos lao-gung situados en el centro de ambas palmas, tienen la capacidad de atraer y enviar energía. También, las plantas de los pies con sus puntos yun-chuan cumplen una función similar.
Adoptar la postura del Indalo, aumenta nuestro poder interior y potencia nuestra acti- tud para estar abiertos a recibir en nuestras vidas toda la abundancia y protección que el Universo puede ofrecernos: paz, amor, prosperidad, salud, sabiduría, alegría, belleza y armonía. Significa así mismo tener los pies en la tierra y amar y respetar al planeta que nos da la vida.
Al adoptar la postura del Indalo sentimos que estamos en conexión con los campos de información de la naturaleza (Campos Morfogenéticos), para evolucionar como perso- nas individuales y como Humanidad. Aprendemos a desarrollar, con nuestra poderosa mente, múltiples facultades que están dormidas o insuficientemente activadas. Adqui- rimos la certeza de que podemos moldear una personalidad sana, individual y diferencia- da, de la que emerjan todas nuestras mejores cualidades. Nos sentimos con la capacidad y el poder de contribuir a crear un mundo saludable y agradable, uniendo nuestras inten- ciones benévolas.

Grabado que representa el «Gran Opus» en la que podemos apreciar a dos de las figuras en la postura del Índalo conectadas al universo. Matthäus Merian, «Opus-Medico-Chymicum», J. D. Milius, año 1618.

El cabalista Gregorius Anglés, conocido por von Welling, en su obra Opus Mago Cabalisticum, Francfort 1719, coloca a un hombre en la postura del Índalo en el centro de una composición de círculos para explicar que el más sabio de los creadores realizó una obra maestra al crear al hombre, que es una partícula viva de la divinidad, en el que concentró el principio y el fin de todas las criaturas, condensando en un único círculo el universo.
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